Condena
Qué hondos tus ojos eran,
Precipicio que al caer
Provocan que sean sinceras
Las palabras que soñé
Y quedaron prisioneras.
Qué labios de pura seda
Que no supieron decir
Las palabras que quisiera
Esta sencilla aprendiz.
Qué noche, principio y fin,
Maldición que fue condena
Negándose a repetir
Aquello que más anhela.
¿Por qué tengo que sentir
La punzada traicionera
De no poder describir
Otra noche como aquella?
Me obligas a repetir
Con pesadez de dolor
Que no se vivir sin ti,
Y si de nuevo naciera,
Deseo a tu lado repetir
Esta pesada condena.
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